EL PERIÓDICO, 23 DE MAYO DEL 2004  
 
  El final de una gran epopeya
 
  Las 6 horas de 'El ocaso de los dioses' cierra en el Liceu la tetralogía de Richard Wagner

MARTA CERVERA
BARCELONA


Intriga, engaņos, complots, juramentos de amor eterno, malos augurios, ninfas, elfos valquirias, cuervos y el anillo que simboliza el poder y la destrucción. Con todo ello, Richard Wagner compuso El ocaso de los dioses, la ópera con la que el Gran Teatre del Liceu despide hoy el primero de los nueve ciclos programados de la tetralogía El anillo del nibelungo.
La soprano Deborah Polaski y el tenor John Treleaven vuelven a ser la leal Brunilda y Sigfrido, el héroe que no conoce el miedo. Los dos forman un buen tándem, tanto en escena como entre bambalinas, donde se comportan como buenos amigos, sin rivalidad y con cariņo.
"Deborah es fantástica", comenta el fornido Treleaven, que hace dos temporadas ya formó pareja con ella en el Liceu con otro Wagner, Tristanec Isolda. Polaski ha interpretado a Brunilda en más de 200 ocasiones, todo un récord. Es el personaje que más ha cantado, seguido de Elektra, de Strauss, que calcula haber encarnado 150 veces. "Ambas son fuertes emocionalmente. Exigen mucho".
Treleaven ha sido Sigfrido una veintena de veces, pero en ninguna se ha sentido tan a gusto como en esta producción que se representa en el Liceu, con dirección escénica de Harry Kupfer. "He aprendido una barbaridad. Nunca había llegado tan lejos y todo gracias a esa visión tan clara que Kupfer ofrece de la obra y el personaje.", seņala el tenor, eufórico ante la propuesta del director
 
 
para volver a trabajar juntos.
Polaski también le adora. Ella ya formó parte del reparto que estrenó esta producción en el Festival de Bayreuth, en 1988. "Kupfer exige que te entregues tanto a lo que dices como a lo que cantas. Por eso sus personajes son auténticos y sus montajes, verdadero teatro musical", destaca la soprano.
Ella debutó como valquiria con Sigfrido en 1981. Desde entonces, no ha dejado de incorporar matices. De las tres jornadas en las que aparece en El anillo del nibelungo, se queda con el capítulo final. En El ocaso de los dioses su personaje es más maduro y experimenta muchas emociones. "Primero ama a Sigfrido sabiendo que debe dejarlo partir, des-
  Los protagonistas

DEBORAH POLASKI
Y JOHN TRELEAVEN
VUELVEN A SER
BRUNILDA Y SIGFRIDO


pués es traicionada por él, obligada a casarse con otro, interviene en su asesinato y, al final, se inmola junto a su amado", dice, en un rápido repaso de esta obra de seis horas, con descansos incluidos. "Acabo como si una apisonadora me hubiera pasado por encima". Para Treleaven también es duro. Con más de 40 aņos, dar vida a un personaje joven, ese hombre, "tan maravilloso, ingenuo y bello", exige una gran entrega. "No sólo ejercito
  la voz, también necesito estar en forma física y mentalmente. Por eso, acudo al gimnasio". Y cuida su dieta. En su camerino le aguarda la cena: un plátano, una manzana y una naranja.
Tanto Polaski como él están orgullosos de la gran acogida del público del Liceu y del ambiente de trabajo en el teatro. "Siempre hay algo que falla, pero en esta producción todo funciona a las mil maravillas: la música, los colegas, la manera de trabajar, la amabilidad de la gente del teatro, la ciudad. Me siento muy bien", reconoce Polaski. Su compaņero de reparto, que pronto se trasladará a Sitges para disfrutar de la costa, aņade: "En Barcelona siempre pasan cosas interesantes."